El Alzheimer

El Alzheimer

La enfermedad de Alzheimer es un trastorno del cerebro que lentamente destruye la memoria y las habilidades de pensamiento y, con el tiempo, la capacidad de realizar hasta las tareas más sencillas. En la mayoría de las personas con esta enfermedad, los primeros síntomas aparecen más tarde en la vida. Aunque los cálculos varían, los expertos sugieren que más de 6 millones de personas en los Estados Unidos, la mayoría de 65 años o más, pueden tener la enfermedad de Alzheimer.

Actualmente, la enfermedad de Alzheimer es la séptima causa de muerte en los Estados Unidos y la forma más frecuente de demencia en las personas mayores.

La demencia es la pérdida del funcionamiento cognitivo (pensar, recordar y razonar) y de las habilidades conductuales que interfiere con la vida y las actividades diarias. La demencia varía en gravedad y va desde la etapa más leve, cuando recién comienza a afectar el funcionamiento de una persona, hasta la etapa más grave, cuando la persona depende completamente de los demás para recibir ayuda con las actividades básicas de la vida diaria.

Las causas de la demencia pueden variar según los tipos de cambios cerebrales que puedan estar ocurriendo. Otras formas de demencias incluyen la demencia con cuerpos de Lewy, los trastornos frontotemporales y la demencia vascular. A menudo, las personas pueden tener demencia mixta, una combinación de dos o más tipos de demencia. Por ejemplo, algunas personas tienen tanto la enfermedad de Alzheimer como la demencia vascular.

La enfermedad de Alzheimer lleva el nombre del Dr. Alois Alzheimer. En 1906, el Dr. Alzheimer notó cambios en el tejido cerebral de una mujer que había muerto de una enfermedad mental inusual. Sus síntomas incluían la pérdida de memoria, problemas de lenguaje y un comportamiento impredecible. Después de que ella falleció, el médico examinó su cerebro y encontró muchas aglomeraciones anormales (ahora llamadas placas amiloides) y marañas de fibras enredadas (ahora llamadas ovillos neurofibrilares u ovillos de tau).

Aún hoy en día, se considera que estas placas y ovillos en el cerebro se encuentran entre las características principales de la enfermedad de Alzheimer. Otra característica es la pérdida de conexiones entre las neuronas del cerebro. Las neuronas transmiten mensajes entre las diferentes partes del cerebro y desde el cerebro a los músculos y órganos del cuerpo.

Etapas de la enfermedad de Alzheimer

Enfermedad de Alzheimer leve

A medida que la enfermedad de Alzheimer progresa, las personas tienen una mayor pérdida de memoria y otras dificultades cognitivas. Los problemas pueden incluir deambular y perderse, dificultad para manejar el dinero y pagar las facturas, repetir preguntas, demorar más tiempo para completar las tareas diarias normales, y sufrir cambios en la personalidad y el comportamiento. Por lo general, la enfermedad se diagnostica en esta etapa.

Enfermedad de Alzheimer moderada

En esta etapa, se produce daño en las áreas del cerebro que controlan el lenguaje, el razonamiento, el pensamiento consciente y el procesamiento sensorial, como la habilidad para detectar correctamente los sonidos y los olores. La pérdida de memoria y la confusión empeoran, y las personas comienzan a tener problemas para reconocer a sus familiares y amigos. Es posible que no puedan aprender cosas nuevas, realizar tareas de varios pasos como vestirse, o enfrentar situaciones nuevas. Además, las personas en esta etapa pueden tener alucinaciones, delirios y paranoia, y también pueden comportarse de manera impulsiva.

Enfermedad de Alzheimer grave

En última instancia, las placas y los ovillos se extienden por todo el cerebro, y el tejido cerebral se reduce considerablemente. Las personas en la etapa grave de la enfermedad no pueden comunicarse y dependen por completo de otros para su cuidado. En esta etapa avanzada, es posible que la persona pase en cama la mayor parte o todo el tiempo mientras el cuerpo se va deteriorando.

¿Qué causa la enfermedad de Alzheimer?

En los últimos años, los científicos han logrado un gran avance para comprender mejor la enfermedad de Alzheimer y el impulso para hacerlo continúa aumentando. Aun así, los científicos todavía no comprenden plenamente qué causa la enfermedad de Alzheimer en la mayoría de los casos. Es probable que las causas incluyan una combinación de cambios en el cerebro relacionados con la edad, junto con factores genéticos, ambientales y de estilo de vida. Estos factores de riesgo pueden diferir de una persona a otra.

 

Apoyo a familias y cuidadores de personas con la enfermedad de Alzheimer

Cuidar a una persona con la enfermedad de Alzheimer puede ocasionar una considerable carga física, emocional y financiera. Las demandas del cuidado diario, los cambios en las obligaciones y las funciones familiares, y la decisión de ingresar a un ser querido con Alzheimer a un centro de atención pueden ser difíciles. El NIA apoya los esfuerzos para evaluar programas, estrategias, enfoques y otras investigaciones para mejorar la calidad de la atención y la vida de las personas que viven con demencia y sus cuidadores.

Informarse bien sobre la enfermedad lo ayudará. Los programas que enseñan a las familias sobre las diversas etapas de la enfermedad de Alzheimer y las formas de lidiar con los comportamientos difíciles y otros desafíos del cuidado de la persona pueden ser útiles.

Saber cómo lidiar con esta situación, tener una red sólida de apoyo y cuidado de relevo son otras cosas que pueden ayudar a los cuidadores a controlar el estrés de cuidar a un ser querido con la enfermedad de Alzheimer. Por ejemplo, mantenerse físicamente activo ofrece beneficios físicos y emocionales.

Algunos cuidadores han descubierto que unirse a un grupo de apoyo es una ayuda fundamental. Estos grupos de apoyo permiten a los cuidadores despejarse un poco, expresar inquietudes, compartir experiencias, obtener consejos y recibir consuelo emocional. Muchas organizaciones patrocinan grupos de apoyo en persona y en línea, como grupos para personas con Alzheimer en la etapa inicial y para sus familias.

Conceptos básicos de la enfermedad de Alzheimer

Los científicos están llevando a cabo estudios para aprender más sobre las placas, los ovillos y otros rasgos biológicos de la enfermedad de Alzheimer. Los avances en las técnicas de imágenes cerebrales permiten que los investigadores observen el desarrollo y la propagación de las proteínas amiloides y tau anormales en el cerebro vivo, así como los cambios en la estructura y la función del cerebro. Los científicos también están explorando los primeros pasos en el proceso de la enfermedad al estudiar los cambios en el cerebro y en los líquidos corporales que se pueden detectar años antes de que aparezcan los síntomas de la enfermedad de Alzheimer. Los resultados de estos estudios ayudarán a comprender las causas de esta enfermedad y facilitarán su diagnóstico.

Uno de los grandes misterios de la enfermedad de Alzheimer es por qué afecta en gran medida a los adultos mayores. Las investigaciones sobre el envejecimiento cerebral normal exploran esta pregunta. Por ejemplo, los científicos están aprendiendo cómo los cambios en el cerebro relacionados con la edad pueden dañar las neuronas y afectar otros tipos de células cerebrales que contribuyen al daño que causa esta enfermedad. Estos cambios relacionados con la edad incluyen atrofia (reducción) de ciertas partes del cerebro, inflamación, daño en los vasos sanguíneos, producción de moléculas inestables llamadas radicales libres y disfunción mitocondrial (una interrupción en la producción de energía dentro de una célula).

¿Cómo se trata la enfermedad de Alzheimer?

La enfermedad de Alzheimer es compleja y todavía no existe un solo medicamento o intervención que funcione para todos. Aun así, en los últimos años, los científicos han logrado enormes avances para comprender mejor la enfermedad de Alzheimer, así como para desarrollar y poner a prueba nuevos tratamientos. Si bien actualmente no existe una cura para la enfermedad de Alzheimer, están surgiendo medicamentos para tratar el avance de la enfermedad al atacar sus causas subyacentes. También existen medicamentos que pueden mejorar o estabilizar temporalmente la memoria y las habilidades de pensamiento en algunas personas, y pueden ayudar a controlar ciertos síntomas y problemas de comportamiento.

Además, las personas con la enfermedad de Alzheimer también pueden experimentar insomnio, depresión, ansiedad, agitación y otros síntomas conductuales y psicológicos. Los científicos continúan investigando por qué ocurren estos síntomas y están estudiando nuevos medicamentos y estrategias sin medicamentos para controlarlos. Diversas investigaciones muestran que el tratamiento de estos síntomas puede hacer que las personas con Alzheimer se sientan más cómodas y esto también ayuda a sus cuidadores. Los antidepresivos, antipsicóticos y ansiolíticos pueden ser útiles para algunas personas con Alzheimer, pero los expertos están de acuerdo en que estos medicamentos deben usarse solo después de haber probado otras estrategias para promover la comodidad física y emocional, como evitar situaciones estresantes. Es importante hablar con un médico sobre qué tratamiento será más eficaz en su situación particular.

¿Cómo se diagnostica la enfermedad de Alzheimer?

Los médicos utilizan varios métodos y herramientas para ayudar a determinar si una persona que tiene problemas de memoria tiene la enfermedad de Alzheimer.

Para diagnosticar esta enfermedad, los médicos pueden:

  • Hacerle preguntas a la persona y a un familiar o amigo sobre la salud general, el uso de medicamentos recetados y de venta libre, la alimentación, los problemas médicos anteriores, la capacidad de realizar actividades diarias, y los cambios en el comportamiento y la personalidad.
  • Realizar pruebas de memoria, solución de problemas, atención, conteo y lenguaje.
  • Ordenar análisis de sangre y orina, y exámenes médicos estándares para identificar otras posibles causas del problema.
  • Llevar a cabo pruebas para determinar si la depresión u otro problema de salud mental está causando o contribuyendo a los síntomas.
  • Recoger líquido cefalorraquídeo a través de una punción lumbar u ordenar análisis de sangre para medir los niveles de proteínas asociadas con la enfermedad de Alzheimer y las demencias relacionadas.
  • Realizar escaneos cerebrales, como una tomografía computarizada (TC), una resonancia magnética (MRI, por sus siglas en inglés) o una tomografía de emisión de positrones (TEP), para ayudar a basar el diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer o descartar otras posibles causas de los síntomas.

Estas pruebas se pueden repetir para brindar a los médicos información sobre cómo la memoria y otras funciones cognitivas cambian con el tiempo.

Las personas con inquietudes sobre su memoria y pensamientos deberían hablar con su médico para averiguar si los síntomas se deben a la enfermedad de Alzheimer o a otra causa, como un ataque cerebral, un tumor, la enfermedad de Parkinson, trastornos del sueño, efectos secundarios de medicamentos, una infección o algún otro tipo de demencia. Algunas de estas afecciones se pueden tratar y, posiblemente, revertir.

En el caso de un diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer, comenzar el tratamiento en las primeras etapas del proceso de la enfermedad puede ayudar a preservar el funcionamiento diario durante cierto tiempo. Un diagnóstico temprano también ayuda a las familias a planificar para el futuro. Pueden ocuparse de los asuntos financieros y legales, abordar posibles problemas de seguridad, aprender sobre los arreglos de vivienda y establecer redes de apoyo.

Además, un diagnóstico temprano brinda a las personas más oportunidades de participar en estudios clínicos o de investigación que buscan posibles tratamientos nuevos para la enfermedad de Alzheimer.

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Actualmente una parte importante de la investigación va dirigida a intentar establecer las causas de la enfermedad, aunque por el momento queda mucho por descubrir en este sentido.

Se sabe que la enfermedad es más común en edades avanzadas, pero se desconocen los factores desencadenantes de los cambios característicos que se producen en el tejido cerebral de quienes la padecen. Se sabe que estos cambios cerebrales están asociados al envejecimiento, pero también que no son parte del proceso normal de envejecimiento. En algunos casos, estos cambios se producen a una edad relativamente temprana.

Aunque se cree que la genética puede jugar un papel, son raros los casos en los que una anormalidad genética es causa de la enfermedad. La opinión general es que los genes únicamente contribuyen a aumentar la susceptibilidad de una persona a padecer la enfermedad. Parece que, al menos en algunos casos, hay factores ambientales que contribuyen a desencadenar la enfermedad. Lo que está claro es que la enfermedad de Alzheimer no es infecciosa y que no está causada por un infra o sobreuso del cerebro. Aunque a veces la enfermedad se manifiesta tras un periodo de estrés o preocupación, no se cree que estos estados emocionales sean su origen. Tampoco se cree que un traumatismo o una operación puedan desencadenarla. En ocasiones se ha dicho que la dieta o que algunas deficiencias hormonales pueden contribuir a su desarrollo, pero la mayoría de los especialistas no aceptan esta propuesta, como tampoco se acepta la idea de que el aluminio en la dieta puede tener algo que ver.

Así pues, todavía hoy no se conoce la causa principal. Sí se sabe que se trata de una enfermedad edad-dependiente -es decir, es más frecuente cuanto mayor se es- y que existen muchos factores que influyen en su génesis.

En nuestro país la cifra se eleva a más de 600.000 pacientes diagnosticados, aunque se estima que realmente padezcan la enfermedad unas 800.000 personas.

Se sabe que algunos casos raros de la enfermedad, que tienden a darse en personas más jóvenes de lo normal, se transmiten genéticamente de una generación a otra. En estos casos la probabilidad de que miembros cercanos de la familia -hermanos, hijos- desarrollen la enfermedad es del 50 por ciento.

Sin embargo, la mayoría de los casos de alzhéimer no son de transmisión genética. Si un miembro de la familia padece la enfermedad de tipo no genético, el riesgo entre sus familiares es aproximadamente tres veces más alto que el riesgo para una persona de edad similar que no tiene historia familiar de la enfermedad. Se cree que en estos casos los genes pueden contribuir al desarrollo de la enfermedad, pero que no la causan directamente.

Mucha gente mayor se da cuenta de que su memoria no es tan buena como solía. Por ejemplo, tienen dificultad para recordar el nombre de personas conocidas, lo que iban a comprar o qué iban a hacer. Esto no significa que estén empezando a desarrollar la enfermedad de Alzheimer. Una persona que habitualmente es olvidadiza todavía puede recordar detalles relacionados con el asunto que ha olvidado. Así, puede olvidarse del nombre de su vecino, pero sabe que la persona de la que está hablando es su vecino. Los enfermos de alzhéimer olvidan no sólo detalles, sino el contexto completo. Pueden incluso tener problemas tales como cambios de comportamiento y pérdida en la capacidad para llevar a cabo las actividades de la vida diaria.

Afecta a cada persona de forma distinta. Aunque la enfermedad tiende a seguir el mismo patrón -un deterioro progresivo de las capacidades cognitivas y funcionales a lo largo de los años-, su impacto va a depender del estado del que parte el enfermo. Personalidad, condiciones físicas y situación social son factores importantes.

Algunos enfermos se van volviendo cada vez más complicados y es difícil vivir con ellos, mientras que otros se dulcifican y se vuelven más amables. Algunas personas con enfermedad de Alzheimer no tienen problemas de salud añadidos, mientras que otras tienen otras discapacidades que pueden hacer mucho más difícil su cuidado. Algunos pacientes cuentan con una situación social confortable, mientras que otros han de hacer frente a problemas familiares y financieros.

A menudo se pasa por alto el estado inicial de la enfermedad, que suele ser interpretado como «vejez» o parte normal del proceso de envejecimiento. Como el comienzo de la enfermedad es gradual, resulta difícil identificar exactamente su inicio. En estos momentos, el enfermo puede:

  • Mostrar dificultades con el lenguaje.
  • Experimentar pérdidas de memoria significativas, mostrando problemas sobre todo con la memoria a corto plazo.
  • Desorientarse en el tiempo y en el espacio.
  • Perderse en lugares familiares.
  • Tener dificultades a la hora de tomar decisiones.
  • Perder iniciativa y motivación.
  • Mostrar signos de depresión y agresividad.
  • Mostrar una pérdida de interés en sus aficiones y pasatiempos.

Esta etapa se caracteriza por una total dependencia e inactividad. Los trastornos de memoria son muy serios y el deterioro físico de la enfermedad se hace más evidente. El enfermo puede:

  • Tener dificultades para comer.
  • No reconocer a sus parientes, amigos y objetos familiares.
  • Tener dificultades para comprender o interpretar cualquier cosa.
  • Ser incapaz de orientarse en su propia casa.
  • Tener dificultades para caminar.
  • Sufrir incontinencia total o parcial.
  • Mostrar comportamientos inadecuados en público.
  • Estar confinado a una silla de ruedas o a la cama.

El único medio diagnóstico totalmente seguro es la biopsia cerebral. Sin embargo, en raras ocasiones se llega a efectuar, ya que por medio de otras técnicas, como las derivaciones de la neuroimagen (TAC cerebral, resonancia magnética cerebral, spect, pet), junto con electroencefalograma, analítica sanguínea y, sobre todo, entrevista clínica se llega a un diagnóstico muy aproximado.

No existe actualmente un tratamiento farmacológico curativo de la enfermedad. Sí hay, en cambio, tratamientos farmacológicos y no farmacológicos que aminoran la velocidad de progresión de la enfermedad si el estadío es aún temprano.

No se sabe lo suficiente acerca de la enfermedad como para poder recomendar algún tipo de precaución.

No existe una inclinación a ser padecida más en un sexo u otro. Si en las estadísticas aparece un mayor número de enfermas, es solamente porque la mujer vive más años que el hombre y, por tanto, es mayor su número.

En absoluto.

Uno de los cambios que a menudo aparecen en los estados iniciales de la enfermedad es que la persona parece diferente a quien es habitualmente. La persona parece menos capaz, menos involucrada y menos adaptable. Pierde interés en sus aficiones y pasatiempos; muestra pérdida de concentración; es incapaz de adoptar decisiones y evita cualquier tipo de responsabilidad. También se pueden notar comportamientos extraños, como que se prepara para ir a trabajar años después de que se haya retirado; o apreciar desorientación y extraños cambios de humor, como irritabilidad y recelos, que se pueden deber a que esa persona se da cuenta de que algo no va bien pero es incapaz de establecer dónde radica el problema.

Todos estos cambios son difíciles de determinar precozmente. Se suelen identificar más tarde, “echando la vista atrás”, y tratando de recordar cuáles fueron las primeras señales de la enfermedad.

El curso de la enfermedad no va a ser exactamente igual en dos pacientes. Ésta puede avanzar más rápidamente en unos que en otros, y nadie va a experimentar todos los signos y síntomas que enumeramos aquí.

Es importante puntualizar que la enfermedad va progresando gradualmente y que es muy raro que coincida exactamente con cada uno de los tres estados que se describen en esta página. Aun así, puede ser de ayuda echar un vistazo a los signos y síntomas típicos en el contexto de estos tres estados, ya que puede servir a los cuidadores para estar alerta de los problemas que pueden aparecer y hacer planes sobre futuras necesidades.

A medida que la enfermedad va progresando, los problemas se van haciendo más evidentes. La persona con alzhéimer tiene dificultades en su vida diaria y:

  • Se vuelve muy olvidadiza, especialmente con los asuntos recientes y los nombres de las personas.
  • No se las puede arreglar viviendo sola sin problemas.
  • Es incapaz de cocinar, limpiar, hacer la compra.
  • Necesita ayuda para su higiene personal, incluyendo ir al servicio, bañarse o lavarse.
  • Necesita ayuda para vestirse.
  • Tiene dificultades cada vez mayores para hablar.
  • Vagabundea y a veces se pierde.
  • Muestra varias anormalidades de comportamiento, tales como agresividad sin que medie provocación o seguir constantemente al cuidador por toda la casa.
  • Puede experimentar alucinaciones.

Porque así se puede excluir la posibilidad de que los síntomas tengan una causa distinta tratable más fácilmente. Porque permite a los miembros de la familia, a los amigos y, si es posible, al propio enfermo hacer planes de futuro. Porque se puede dar al enfermo los cuidados y tratamientos más adecuados, sobre todo teniendo en cuenta que los actuales tratamientos farmacológicos no curan, sólo enlentecen el desarrollo de la enfermedad.

Aunque depende de diversos aspectos, sobre todo de los cuidados, podría decirse que el tiempo de supervivencia estará alrededor de quince años.

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